martes, 1 de septiembre de 2020

Ana Borche, Alberto Weigle. De Freud a Winnicott: una rotación metapsicológica

 

DE FREUD A WINNICOTT: UNA ROTACIÓN METAPSICOLÓGICA

 

Ana María Borche

Alberto Weigle

1994

 

   Ya desde el título enfatizamos el hecho de que no es éste un enfoque comparativo de Freud y Winnicott sino, más bien, una observación de cómo van rotando de posición estos pensadores de un compartido campo de estudio.

   Con esto queremos decir que ambos autores no se oponen abiertamente (aunque oposiciones haya) sino que, en muchos sentidos se complementan, pudiendo combinarse sus pensamientos sin mayor violencia en los enfoques clínico-terapéuticos.

   La historia del pensamiento sólo vuelve atrás para buscar allí, en el acervo de la cultura, un nutriente que le sirva para sus transformaciones y no otra cosa hace Winnicott cuando busca en el pensamiento freudiano un pie de apoyo a sus nuevas ideas. Pero de ninguna manera podemos decir que Winnicott sea estrictamente freudiano y tal es así que podríamos mencionar conceptos que son fundamento del edificio teórico de Freud y que Winnicott apenas refiere en sus escritos.

   Pero antes, y para poder transmitirles con claridad el tema de nuestra exposición, necesitaremos referirnos muy brevemente al pensamiento de Freud.

   Diremos que la teorización freudiana corre, a lo largo de toda la obra, atravesada por un tema esencial: el descubrimiento de lo inconciente. Lo inconciente cobrará, pues, una importancia cada vez más fundamental, relativizando a la conciencia que, hasta entonces, era el objeto único de la psicología.

   Este nuevo objeto, lo inconciente, genera una nueva concepción del hombre y, de modo paralelo, un nuevo método de abordaje de los trastornos psíquicos: el psicoanálisis. La teorización freudiana abrirá así otros campos de investigación que serán transitados por sus continuadores.

   La conceptualización de lo inconciente le requerirá a Freud la creación de sucesivos modelos de la psique. Tomaremos los siguientes como guía:


1er. ESQUEMA-1896-(Carta 52)

 

                                           I            II          III

                              P         Ps           Ic          Prc        Coc

                         X  X----X   X----X   X----X   X----X  X

                               X      X  X        X    X       X

                                               X

          percepción -signo de percepción -inconciente - preconciente - conciencia.

    En esta carta Freud aparece preocupado por el tema de los distintos registros (huellas mnémicas) y de las diferentes traducciones que tendrán lugar en los estratos que él concibe en lo psíquico:

   Es un esquema lineal que imita un supuesto circuito neuronal.

 

2º ESQUEMA -1900-(Interpretación de los sueños, cap. VII)


 


   En este esquema de la línea pasa a una SUPERFICIE y tiene como sustento un modelo óptico.

   El tema fundamental aquí es el de los sueños.

   Se trata de comprender el camino regresivo de las escenas alucinatorias, propias del estado onírico. Pero también aparecen jerarquizados los diferentes niveles que constituyen lo psíquico y la noción de conflicto, elemento fundamental de sostén en lo planteos freudianos.

   En 1915, en sus trabajos sobre lo inconciente y la represión,  Freud subraya el triple sostén necesario para validar afirmaciones que den coherencia al complejo psiquismo humano. Se constituirá lo que Freud llamó “metapsicología”, sostenida en los conocidos tres ejes:

-Eje económico, como conceptualización energética, organizada en la teoría de las pulsiones.

-Eje dinámico, como conceptualización del conflicto fundante de la división conciente-inconciente consecuencia de la represión primaria.

-Eje tópico, como modelización espacial de los distintos estratos de conformación de lo psíquico.

   Pero 1915 es, además, un momento crucial de giro de los planteos freudianos. Nos referimos a su trabajo “Introducción del narcisismo” que, además de dar entrada a otras patologías en la teoría psicoanalítica, presentará novedades como el tema de los ideales y el de las identificaciones que colocarán al yo en un lugar de mayor destaque al estar ya establecida de modo firme la idea de lo inconciente en el edificio teórico.

   Se prepara así el terreno para la emergencia de un nuevo modelo tópico en “El Yo y el Ello” (1923)

 

                              -1923- El Yo y el Ello                          -1932- Conferencia 31

 

   Partiendo del diseño de Freud de la Conferencia 31 de 1932, (que reproduce el de 1923 pero es más complejo), y comparándolo con los diseños de l890 y de 1900, vemos claramente el pasaje de un modelo lineal a un modelo bidimensional (de superficie) y de allí, a este último modelo tridimensional (de volumen). Vemos en él las instancias de la segunda tópica: ELLO/YO-SUPERYO.

   Son todos modelos intra-psíquicos, es decir que describen lo que podemos llamar el "interior" de un individuo (in-diviso).

   Pero en este último diseño de 1932 aparece en una posición muy particular el SUPERYO. Como vemos ocupa terreno del YO y del ELLO, dando cuenta, por un lado, de su calidad de representante del mundo exterior (bajo la forma de los ideales y de .las normas morales) y, por otro lado, de su calidad de representante de la pulsión limitante, moderadora del EROS, o sea la pulsión de muerte.

   Freud pone así punto final a su diagrama tópico que, como dijimos es de fuerte carácter intraindividual y donde lo exterior aparece sólo como un "input" del aparato psíquico, input que recibe el aporte de la percepción y de las identificaciones, material que es organizado por el YO, y el aporte de los ideales y las normas éticas que también llegará al YO pero vía SUPERYO.

   Frente a este panorama que recibe de Freud, ¿qué hará Winnicott?

   En primer lugar, y ya que hablamos de SUPERYO, señalaremos un dato curioso que Uds. habrán observado: el concepto de SUPERYO casi no aparece en la obra de Winnicott, y, cuando lo hace, es como referencia freudiana pero no articulado en la concepción teórica específicamente winnicottiana. Ni siquiera en sus numerosos trabajos sobre la tendencia antisocial aparece explayado este concepto, a pesar de ser ésta una típica patología del superyó si seguimos el modelo freudiano.

   ¿Esto quiere decir que Winnicott no comparte esta idea?

   De ninguna manera. A nuestra opinión suceden dos movimientos en el pensar de Winnicott que contribuyen al desdibujamiento del concepto de superyó en su edificio teórico.

 

   Un primer movimiento es en el eje del tiempo, y está dado por el interés mucho mayor que pone Winnicott en lo que sucede ANTES de la formación del superyó. Una vez formado no tiene inconveniente en aceptarlo como tal. Permanentemente Winnicott está señalando que su interés está centrado en lo ocurrido PREVIO a la constitución ya organizada de la persona. Freud trabajó con adultos, predominantemente neuróticos, y sus inferencias de las primeras etapas de la vida fueron hechas desde lo que el paciente era capaz de recordar, uniendo esto a su propio autoanálisis que incluyó el análisis de sus propios sueños y de su propia infancia. Winnicott en cambio, desde su lugar de pediatra y psicoanalista de niños (a lo que debemos agregar el aporte kleiniano que recibió sobre el desarrollo temprano), aplica una mirada mucho más fina y discriminada sobre este desarrollo. ¿Podemos decir entonces que Winnicott describe precursores del superyó (como diría Freud) o un superyó temprano (como diría Klein)?

   Pues bien, no es ése el camino que él toma.

   El sustento para su teorización estará en la observación de las primeras etapas de la vida y en la psicosis. En el Cap. VII de Realidad y Juego (La ubicación de la Experiencia cultural) dirá que una cosa es considerar la enfermedad psiconeurótica y las defensas del yo relacionadas con la ansiedad que surge de la vida instintiva y otra es preguntarse acerca de la vida misma, pregunta que surge frente a la psicosis. o frente a la necesidad de sostén del niño pequeño.

   Esta idea básica se desplegará entonces en una vasta red de múltiples comienzos de la vida personal, donde muchos procesos entrelazados irán  tejiéndose durante el desarrollo:

   Describe así:

 -el proceso desde la no integración hacia la integración.

 -el camino desde la dependencia hacia la independencia.

 -la adquisición de la capacidad de estar solo.

 -el pasaje del objeto subjetivo al objetivamente percibido.

 -el tránsito desde la crueldad primitiva hacia la preocupación por el otro (concern).

 -el desarrollo de la mente frente a los fallos del ambiente y su integración en el psique-soma.

   Abre así un enorme campo de análisis de los procesos del desarrollo que de ningún modo queda cerrado sino que, por el contrario, permanece abierto a modificaciones y aportes de nuevos investigadores.

 

   Un segundo movimiento, esta vez en el eje del espacio, traerá la modificación más profunda, la rotación más significativa del enfoque metapsicológico de Winnicott

   Para mostrar esto, reproduciremos los esquemas de su trabajo “Las psicosis y el cuidado de los niños”

   Nos dice allí: "Al principio el individuo no constituye una unidad. Tal como se la percibe desde el exterior, la unidad es una organización formada por el medio y el individuo."

 

 

   Pensamos que este nuevo modo de concebir la unidad psíquica rompe con la gestalt perceptiva que nos presenta la unidad biológica (bajo la forma de cuerpo) y apunta a una particular concepción del proceso de constitución del ser psíquico.

   Se subraya así al MEDIO que incluirá como elemento fundamental a la persona que está a cargo del niño. Este medio no es tratado solamente como un "input", sino que es analizado y caracterizado cuidadosamente por Winnicott.

   Aparecen así conceptos como sostén, manejo, presentación del objeto, intrusión o impacto, fallo, madre ambiente, madre objeto, devoción y preocupación materna...

   Podemos decir entonces que, a la segunda tópica de Freud, que caracterizamos como tridimensional, Winnicott enfrenta otra dimensión que la envuelve: el medio ambiente humano.

   Esta organización medio-individuo, esquematizada aquí como dos círculos o, quizá, dos esferas concéntricas, muestra particulares modos de interacción, tanto en su funcionamiento normal (izquierda) como en el patológico (derecha).

   Ahondando sobre esta interacción Winnicott se ve conducido a plantear otra tópica totalmente nueva que no excluye a la segunda tópica freudiana (que podría estar representada, en germen, en el círculo interior).

   Pero esta nueva tópica exige especificaciones muy especiales para dar cuenta de los fenómenos que Winnicott quiere incluir en ella.

 

   En primer lugar, esta nueva tópica pone en tela de juicio la radical división entre mundo interno y mundo externo, esa oposición sujeto-mundo

que ha organizado todo el pensamiento occidental, Freud incluido.

   Dirá Winnicott en "Realidad y juego": "Experimenté con el concepto

de "representaciones mentales" y con su descripción en términos de objetos y fenómenos ubicados en la realidad psíquica personal, sentida como interior; además seguí los efectos del funcionamiento de los mecanismos mentales de proyección e introyección. Me di cuenta, empero que, en rigor, el juego no es una cuestión de realidad psíquica interna ni de realidad exterior".

   La creación de este tercer espacio traerá modificaciones en el significado de los términos usados.

   Queda claramente expresado, en el texto que acabamos de citar. un cambio en la noción de representación, noción que, durante siglos en la historia de nuestro pensamiento occidental se pensó en el interior del sujeto: campo de la conciencia en la psicología clásica, representación cosa o palabra en Freud. En Winnicott, la representación aparece generándose en un nuevo espacio desde los primeros momentos del desarrollo del ser psíquico para ubicarse en lo que la persona captará luego como su interior. Desde este planteo será posible entender modos de conceptualizar diferentes. Así, por ejemplo, cuando nos habla de mente nos dice que no existe en los primeros momentos como entidad o, que el niño pequeño puede ubicarla en distintos lugares. La noción de interioridad es, pues, tardía y depende de lo que se irá generando en esa tercera zona o espacio potencial. Winnicott diagramó de diversos modos esta zona, como se aprecia en estos esquemas que tomamos también de “Las psicosis y el cuidado de los niños":

 

         

 

   Necesitará de múltiples nociones como: posesión no-yo, estar solo en presencia de otro, creación y encuentro a un tiempo del objeto, para dar cuenta de ese fenómeno que estaba descubriendo y describiendo al que llamó justamente fenómeno transicional.

   A este fenómeno también lo llamó espacio, y lo llamó objeto, y también

lo tipificó como acto. Porque todas esas propiedades están incluidas en la noción: la temporalidad, la espacialidad, la materialidad, la acción. Aquí muestra. esas complicadas líneas:

 

  

   Y cómo no habría de llamar paradojas a todas estas ideas, si no contaba, en el acervo de la cultura, con palabras para nombrarlas pues, las propias palabras, las propias lenguas, han sido construidas bajo el patrón “natural” de la división sujeto-mundo.

 

   En segundo lugar, esta nueva tópica no resiste el enfoque económico freudiano porque de una energía intraindividual habría que pasar a una circulación de energía entre el individuo y el medio cuando, en realidad, lo que allí circula es un mundo de sostén, de creatividad compartida, de intercambio de afectos y significados y también un mundo de fallos, de intrusiones, de carencias.

   Winnicott tomará distancia de este modo energético de teorizar, como no podía ser de otra forma de acuerdo al camino epistémico que él utiliza.

   Dirá por ejemplo: "Entendemos que no es la satisfacción instintiva lo que hace que un bebé empiece a ser, a sentir que la vida es real, a encontrarla digna de ser vivida".

   Decir que Winnicott no acepta la pulsión de muerte es decir demasiado poco. Sin afirmarlo expresamente, no acepta -en su totalidad-la teoría pulsional como teoría explicativa de la naturaleza humana. El impulso instintivo aparece sólo como un elemento más, aunque importante, que el niño irá integrando en su compleja experiencia de interacción con los demás.

   Nos dice, entonces: “La persona debe ser anterior a su uso del instinto: el jinete debe cabalgar en el caballo, no ser arrastrado por él”, aludiendo, pero con distinta interpretación, a la imagen de lo pulsional que Freud nos presenta en "El Yo y el Ello".

   Este nuevo modo de pensar lo psíquico, conduce naturalmente a una nueva tópica y a una nueva teoría explicativa de la génesis tanto de patología psíquica como de la psiquis en general.

    Estas ideas aún no han desarrollado toda su fuerza potencial en los medios psicoanalíticos y esta reunión que nos convoca es un signo más de un crecimiento que, pensamos, recién está comenzando.

    Queremos recalcar que Winnicott, con sus ideas, no derriba el edificio teórico-clínico que nos legó Freud y del cual todos nos servimos en muchos sentidos, sino que cumple con aquella posición que varias veces Freud señaló (refiriéndose, en especial, a la teoría de las pulsiones): “… tales ideas no son el fundamento de la ciencia, sobre el cual descansaría todo; lo es, más bien, la sola observación. No son el cimiento sino el remate del edificio íntegro, y pueden sustituirse y desecharse sin perjuicio”. (“Introducción del narcisismo").

No hay comentarios.:

Publicar un comentario