DE
FREUD A WINNICOTT: UNA ROTACIÓN METAPSICOLÓGICA
Ana
María Borche
Alberto
Weigle
1994
Ya desde el título enfatizamos el hecho de
que no es éste un enfoque comparativo de Freud y Winnicott sino, más bien, una
observación de cómo van rotando de posición estos pensadores de un compartido
campo de estudio.
Con esto queremos decir que ambos autores no
se oponen abiertamente (aunque oposiciones haya) sino que, en muchos sentidos
se complementan, pudiendo combinarse sus pensamientos sin mayor violencia en
los enfoques clínico-terapéuticos.
La historia del pensamiento sólo vuelve
atrás para buscar allí, en el acervo de la cultura, un nutriente que le sirva
para sus transformaciones y no otra cosa hace Winnicott cuando busca en el
pensamiento freudiano un pie de apoyo a sus nuevas ideas. Pero de ninguna
manera podemos decir que Winnicott sea estrictamente freudiano y tal es así que
podríamos mencionar conceptos que son fundamento del edificio teórico de Freud
y que Winnicott apenas refiere en sus escritos.
Pero antes, y para poder transmitirles con
claridad el tema de nuestra exposición, necesitaremos referirnos muy brevemente
al pensamiento de Freud.
Diremos que la teorización freudiana corre,
a lo largo de toda la obra, atravesada por un tema esencial: el descubrimiento
de lo inconciente. Lo inconciente cobrará, pues, una importancia cada vez más
fundamental, relativizando a la conciencia que, hasta entonces, era el objeto
único de la psicología.
Este nuevo objeto, lo inconciente, genera
una nueva concepción del hombre y, de modo paralelo, un nuevo método de
abordaje de los trastornos psíquicos: el psicoanálisis. La teorización
freudiana abrirá así otros campos de investigación que serán transitados por
sus continuadores.
La conceptualización de lo inconciente le requerirá a Freud la creación de sucesivos modelos de la psique. Tomaremos los siguientes como guía:
1er. ESQUEMA-1896-(Carta 52)
I II
III
P Ps
Ic Prc Coc
X
X----X X----X X----X
X----X X
X X
X X X
X
X
En esta carta Freud aparece preocupado por
el tema de los distintos registros (huellas mnémicas) y de las diferentes
traducciones que tendrán lugar en los estratos que él concibe en lo psíquico:
Es un esquema lineal que imita un supuesto
circuito neuronal.
2º
ESQUEMA -1900-(Interpretación de los sueños, cap. VII)
En este esquema de la línea pasa a una SUPERFICIE
y tiene como sustento un modelo óptico.
El tema fundamental aquí es el de los
sueños.
Se trata de comprender el camino regresivo
de las escenas alucinatorias, propias del estado onírico. Pero también aparecen
jerarquizados los diferentes niveles que constituyen lo psíquico y la noción de
conflicto, elemento fundamental de sostén en lo planteos freudianos.
En 1915, en sus trabajos sobre lo
inconciente y la represión, Freud
subraya el triple sostén necesario para validar afirmaciones que den coherencia
al complejo psiquismo humano. Se constituirá lo que Freud llamó “metapsicología”, sostenida en los
conocidos tres ejes:
-Eje
económico, como conceptualización
energética, organizada en la teoría de las pulsiones.
-Eje
dinámico, como conceptualización del
conflicto fundante de la división conciente-inconciente consecuencia de la
represión primaria.
-Eje
tópico, como modelización espacial de
los distintos estratos de conformación de lo psíquico.
Pero 1915 es, además, un momento crucial de
giro de los planteos freudianos. Nos referimos a su trabajo “Introducción del narcisismo” que, además
de dar entrada a otras patologías en la teoría psicoanalítica, presentará
novedades como el tema de los ideales y el de las identificaciones que
colocarán al yo en un lugar de mayor destaque al estar ya establecida de modo
firme la idea de lo inconciente en el edificio teórico.
Se prepara así el terreno para la emergencia
de un nuevo modelo tópico en “El Yo y el
Ello” (1923)
-1923- El Yo y el Ello -1932- Conferencia 31
Partiendo del diseño de Freud de la
Conferencia 31 de 1932, (que reproduce el de 1923 pero es más complejo), y
comparándolo con los diseños de l890 y de 1900, vemos claramente el pasaje de
un modelo lineal a un modelo bidimensional (de superficie) y de allí, a este
último modelo tridimensional (de volumen). Vemos en él las instancias de la
segunda tópica: ELLO/YO-SUPERYO.
Son todos modelos intra-psíquicos, es decir
que describen lo que podemos llamar el "interior" de un individuo (in-diviso).
Pero en este último diseño de 1932 aparece
en una posición muy particular el SUPERYO. Como vemos ocupa terreno del YO y
del ELLO, dando cuenta, por un lado, de su calidad de representante del mundo
exterior (bajo la forma de los ideales y de .las normas morales) y, por otro
lado, de su calidad de representante de la pulsión limitante, moderadora del EROS,
o sea la pulsión de muerte.
Freud pone así punto final a su diagrama
tópico que, como dijimos es de fuerte carácter intraindividual y donde lo
exterior aparece sólo como un "input" del aparato psíquico, input que
recibe el aporte de la percepción y de las identificaciones, material que es organizado
por el YO, y el aporte de los ideales y las normas éticas que también llegará
al YO pero vía SUPERYO.
Frente a este panorama que recibe de Freud, ¿qué
hará Winnicott?
En primer lugar, y ya que hablamos de
SUPERYO, señalaremos un dato curioso que Uds. habrán observado: el concepto de
SUPERYO casi no aparece en la obra de Winnicott, y, cuando lo hace, es como
referencia freudiana pero no articulado en la concepción teórica
específicamente winnicottiana. Ni siquiera en sus numerosos trabajos sobre la
tendencia antisocial aparece explayado este concepto, a pesar de ser ésta una
típica patología del superyó si seguimos el modelo freudiano.
¿Esto quiere decir que Winnicott no comparte
esta idea?
De ninguna manera. A nuestra opinión suceden
dos movimientos en el pensar de Winnicott que contribuyen al desdibujamiento
del concepto de superyó en su edificio teórico.
Un
primer movimiento es en el eje del tiempo,
y está dado por el interés mucho mayor que pone Winnicott en lo que sucede
ANTES de la formación del superyó. Una vez formado no tiene inconveniente en
aceptarlo como tal. Permanentemente Winnicott está señalando que su interés está
centrado en lo ocurrido PREVIO a la constitución ya organizada de la persona. Freud
trabajó con adultos, predominantemente neuróticos, y sus inferencias de las
primeras etapas de la vida fueron hechas desde lo que el paciente era capaz de
recordar, uniendo esto a su propio autoanálisis que incluyó el análisis de sus
propios sueños y de su propia infancia. Winnicott en cambio, desde su lugar de
pediatra y psicoanalista de niños (a lo que debemos agregar el aporte kleiniano
que recibió sobre el desarrollo temprano), aplica una mirada mucho más fina y
discriminada sobre este desarrollo. ¿Podemos decir entonces que Winnicott
describe precursores del superyó (como diría Freud) o un superyó temprano (como
diría Klein)?
Pues bien, no es ése el camino que él toma.
El sustento para su teorización estará en la
observación de las primeras etapas de la vida y en la psicosis. En el Cap. VII
de Realidad y Juego (La ubicación de la
Experiencia cultural) dirá que una cosa es considerar la enfermedad
psiconeurótica y las defensas del yo relacionadas con la ansiedad que surge de
la vida instintiva y otra es preguntarse acerca de la vida misma, pregunta que
surge frente a la psicosis. o frente a la necesidad de sostén del niño pequeño.
Esta idea básica se desplegará entonces en
una vasta red de múltiples comienzos de la vida personal, donde muchos procesos
entrelazados irán tejiéndose durante el
desarrollo:
Describe así:
-el proceso desde la no integración hacia la
integración.
-el camino desde la dependencia hacia la independencia.
-la adquisición de la capacidad de estar solo.
-el pasaje del objeto subjetivo al objetivamente
percibido.
-el tránsito desde la crueldad primitiva hacia
la preocupación por el otro (concern).
-el desarrollo de la mente frente a los fallos
del ambiente y su integración en el psique-soma.
Abre así un enorme campo de análisis de los
procesos del desarrollo que de ningún modo queda cerrado sino que, por el
contrario, permanece abierto a modificaciones y aportes de nuevos
investigadores.
Un segundo
movimiento, esta vez en el eje del espacio,
traerá la modificación más profunda, la rotación más significativa del enfoque
metapsicológico de Winnicott
Para mostrar esto, reproduciremos los
esquemas de su trabajo “Las psicosis y el
cuidado de los niños”
Nos dice allí: "Al principio el individuo no constituye una unidad. Tal como se
la percibe desde el exterior, la unidad es una organización formada por el
medio y el individuo."
Pensamos que este nuevo modo de concebir la
unidad psíquica rompe con la gestalt perceptiva que nos presenta la unidad biológica
(bajo la forma de cuerpo) y apunta a una particular concepción del proceso de
constitución del ser psíquico.
Se
subraya así al MEDIO que incluirá como elemento fundamental a la persona que
está a cargo del niño. Este medio no es tratado solamente como un
"input", sino que es analizado y caracterizado cuidadosamente por Winnicott.
Aparecen así conceptos como sostén, manejo, presentación del objeto,
intrusión o impacto, fallo, madre ambiente, madre objeto, devoción y
preocupación materna...
Podemos decir entonces que, a la segunda
tópica de Freud, que caracterizamos como tridimensional, Winnicott enfrenta
otra dimensión que la envuelve: el medio ambiente humano.
Esta organización medio-individuo,
esquematizada aquí como dos círculos o, quizá, dos esferas concéntricas,
muestra particulares modos de interacción, tanto en su funcionamiento normal
(izquierda) como en el patológico (derecha).
Ahondando sobre esta interacción Winnicott
se ve conducido a plantear otra tópica totalmente nueva que no excluye a la segunda
tópica freudiana (que podría estar representada, en germen, en el círculo
interior).
Pero esta nueva tópica exige
especificaciones muy especiales para dar cuenta de los fenómenos que Winnicott
quiere incluir en ella.
En
primer lugar, esta nueva tópica pone en tela de juicio la radical división
entre mundo interno y mundo externo, esa oposición sujeto-mundo
que
ha organizado todo el pensamiento occidental, Freud incluido.
Dirá Winnicott en "Realidad y
juego": "Experimenté con el
concepto
de "representaciones
mentales" y con su descripción en términos de objetos y fenómenos ubicados
en la realidad psíquica personal, sentida como interior; además seguí los
efectos del funcionamiento de los mecanismos mentales de proyección e
introyección. Me di cuenta, empero que, en rigor, el juego no es una cuestión
de realidad psíquica interna ni de realidad exterior".
La creación de este tercer espacio traerá
modificaciones en el significado de los términos usados.
Queda claramente expresado, en el texto que
acabamos de citar. un cambio en la noción de representación, noción que,
durante siglos en la historia de nuestro pensamiento occidental se pensó en el
interior del sujeto: campo de la conciencia en la psicología clásica,
representación cosa o palabra en Freud. En Winnicott, la representación aparece
generándose en un nuevo espacio desde los primeros momentos del desarrollo del
ser psíquico para ubicarse en lo que la persona captará luego como su interior.
Desde este planteo será posible entender modos de conceptualizar diferentes.
Así, por ejemplo, cuando nos habla de mente nos dice que no existe en los
primeros momentos como entidad o, que el niño pequeño puede ubicarla en
distintos lugares. La noción de interioridad es, pues, tardía y depende de lo
que se irá generando en esa tercera zona o espacio potencial. Winnicott
diagramó de diversos modos esta zona, como se aprecia en estos esquemas que
tomamos también de “Las psicosis y el cuidado de los niños":
Necesitará de múltiples nociones como:
posesión no-yo, estar solo en presencia de otro, creación y encuentro a un
tiempo del objeto, para dar cuenta de ese fenómeno que estaba descubriendo y
describiendo al que llamó justamente fenómeno transicional.
A este
fenómeno también lo llamó espacio, y lo llamó objeto, y también
lo
tipificó como acto. Porque todas esas propiedades están incluidas en la noción:
la temporalidad, la espacialidad, la materialidad, la acción. Aquí muestra. esas
complicadas líneas:
Y cómo no habría de llamar paradojas a todas
estas ideas, si no contaba, en el acervo de la cultura, con palabras para nombrarlas
pues, las propias palabras, las propias lenguas, han sido construidas bajo el
patrón “natural” de la división sujeto-mundo.
En
segundo lugar, esta nueva tópica no resiste el enfoque económico freudiano
porque de una energía intraindividual habría que pasar a una circulación de
energía entre el individuo y el medio cuando, en realidad, lo que allí circula
es un mundo de sostén, de creatividad compartida, de intercambio de afectos y
significados y también un mundo de fallos, de intrusiones, de carencias.
Winnicott tomará distancia de este modo
energético de teorizar, como no podía ser de otra forma de acuerdo al camino
epistémico que él utiliza.
Dirá por ejemplo: "Entendemos que no es la satisfacción instintiva lo que hace que
un bebé empiece a ser, a sentir que la vida es real, a encontrarla digna de ser
vivida".
Decir que Winnicott no acepta la pulsión de
muerte es decir demasiado poco. Sin afirmarlo expresamente, no acepta -en su
totalidad-la teoría pulsional como teoría explicativa de la naturaleza humana.
El impulso instintivo aparece sólo como un elemento más, aunque importante, que
el niño irá integrando en su compleja experiencia de interacción con los demás.
Nos dice, entonces: “La persona debe ser anterior a su uso del instinto: el jinete debe
cabalgar en el caballo, no ser arrastrado por él”, aludiendo, pero con
distinta interpretación, a la imagen de lo pulsional que Freud nos presenta en
"El Yo y el Ello".
Este nuevo modo de pensar lo psíquico,
conduce naturalmente a una nueva tópica y a una nueva teoría explicativa de la génesis
tanto de patología psíquica como de la psiquis en general.
Estas ideas aún no han desarrollado toda su
fuerza potencial en los medios psicoanalíticos y esta reunión que nos convoca
es un signo más de un crecimiento que, pensamos, recién está comenzando.
Queremos recalcar que Winnicott, con sus
ideas, no derriba el edificio teórico-clínico que nos legó Freud y del cual
todos nos servimos en muchos sentidos, sino que cumple con aquella posición que
varias veces Freud señaló (refiriéndose, en especial, a la teoría de las
pulsiones): “… tales ideas no son el
fundamento de la ciencia, sobre el cual descansaría todo; lo es, más bien, la
sola observación. No son el cimiento sino el remate del edificio íntegro, y
pueden sustituirse y desecharse sin perjuicio”. (“Introducción del
narcisismo").
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